Desde el comienzo de este proyecto, hemos enfatizado la importancia de explorar horizontes más allá de las estructuras convencionales del estado y el capital. Hemos explorado el amplio espectro político que aboga por la eliminación del estado y, sobre todo, hemos aprendido de las experiencias de comunidades que resuelven sus problemas sin depender del estado. Pero, ¿qué diablos es realmente el estado?
Eric Laursen, en su libro "The Operating System: An Anarchist Theory of the Modern State", plantea una pregunta fundamental: "Si no es ahora, ¿Cuándo finalmente se nos permitirá mirar de frente al Estado moderno, juzgarlo por sus méritos y defectos, y proponer alternativas, sin ser tratados con condescendencia como ingenuos, poco realistas y peligrosos?"
Me atrevo a afirmar que esta pregunta surge con fuerza en la actualidad debido a la disminución significativa de la confianza en el gobierno para brindar los beneficios tradicionalmente esperados, como protección, estabilidad y seguridad material. A pesar de ello, el estado ha logrado convencernos de que es indispensable.
Para disipar esta ilusión, me gusta la aproximación de Malatesta: el gobierno y el estado no han creado nada, los gobiernos no pueden disponer sino de fuerzas ya existentes en la sociedad, es decir, sin el estado, aún quedan las fuerzas que impulsan la sociedad, no al revés. Todo lo que se hace en la humanidad lo llevan a cabo las personas, y el estado simplemente aprovecha esas fuerzas para su propia conveniencia y supervivencia.
En última instancia, el estado es simplemente una forma de organizar la sociedad. Muchas de las luchas actuales, como la crisis climática, el racismo, el sexismo y la explotación laboral, están vinculadas al estado. Entonces, ¿por qué seguimos insistiendo en reformarlo?
Es crucial liberar nuestro imaginario. El gobierno implica la transferencia de poder, confiando la soberanía individual y colectiva a unos pocos. Aunque es poco probable que veamos el fin del estado durante nuestra vida, tener un horizonte hacia el cual dirigirnos sigue siendo esencial.
Hacer experimentos sobre cómo sería nuestra vida fuera del estado nos permite recuperar nuestra agencia, repensar nuestros vínculos y tejer otras formas de relacionarnos con el territorio. Supone desmontar las concepciones impuestas por el estado sobre nuestras relaciones, nuestra conexión con la naturaleza y nuestra valía como individuos. En última instancia, pensar en formas fuera del estado es una pregunta existencial: ¿Quién soy fuera del estado?
Pame
Abolid esta potencialidad negativa que es el gobierno, y la sociedad será aquello que debe ser, según las fuerzas y las capacidades del momento.
Errico Malatesta
Lenguaje para construir un nuevo mundo
Construir una nueva realidad requiere de un nuevo vocabulario. En este espacio te contaré sobre los conceptos que giran alrededor de las historias de Autonomías.
Estado
No pretendo en absoluto hacer una disertación sobre el estado en este espacio. Han sido numerosos los pensadores que se han dedicado a teorizar sobre el estado.
Me gustaría mejor abordar una definición más contemporánea. Eric Laursen, a quien mencioné anteriormente, lo define como: "un vasto sistema operativo diseñado para ordenar y controlar funciones y relaciones dentro de la sociedad humana, la economía, las poblaciones y el mundo natural".
Lo que Laursen intenta expresar es que al igual que el sistema operativo de una computadora es un software, una compilación de comandos integrados que dirigen esta máquina, el estado también es un software. Se trata de una colección de ideas, doctrinas, comandos y procesos que orientan la organización de los seres humanos y su utilización de los recursos físicos.
Es de suma importancia recordar que este modelo no tiene más de 500 años y que la globalización del estado como lo conocemos tiene tan solo 100 años.
Laursen enumera varias características del estado moderno. No las abordaré todas aquí, pero mencionaré aquellas que considero nos ayudan a reflexionar sobre el estado desde distintas perspectivas:
El estado es europeo y sigue siendo así culturalmente.
El estado reclama el derecho de determinar quién es una persona.
El estado es un instrumento de violencia y guerra.
El estado es ante todo un emprendimiento económico.
El estado fomenta la uniformidad.
El estado es un sistema de hegemonía cultural.
El estado está fundamentalmente en contra de cualquier identidad que compita con él.
El estado es totalizador.
El estado es masculino.
Espero que esta reflexión sirva como punto de partida para considerar el estado como algo más que un simple proveedor de seguridad, identidad y bienestar. Asimismo, confío en que al analizar al estado desde una perspectiva diferente, podamos elegir nuestras estrategias de manera más informada, reconociendo los desafíos inherentes a cada uno de estos aspectos al intentar reformarlo.
AK Press y Agency hicieron este video que resume muy bien estas perspectivas sobre el estado (puedes activar los subtítulos en español)