Recién concluimos el curso Pensar las autonomías hoy, organizado junto a Fogata y Volcana Lugar Común. Fue muy valioso compartir este espacio con otras personas que, como nosotras, buscan alternativas frente a la crisis y ven en la autonomía una posibilidad real. Al cerrar el curso, me quedó rondando una pregunta: ¿por qué es tan importante seguir creando espacios colectivos de autoformación y reflexión política?
Dean Spade, en su libro Apoyo Mutuo, señala que el elemento central de este tipo de prácticas es que los proyectos “trabajan para satisfacer las necesidades básicas y construir una comprensión compartida sobre por qué las personas no tienen lo que necesitan”. Desde esta perspectiva, el apoyo mutuo se diferencia radicalmente de otras formas de acción social: no se trata solo de “ayudar”, sino de construir poder colectivo y tejer relaciones recíprocas capaces de sostener una transformación social a largo plazo.
Para muchos movimientos, la autoformación política es fundamental para crear esa comprensión compartida de por qué no tenemos lo que necesitamos, afirmar la construcción colectiva del pensamiento crítico dentro de la militancia y ampliar las herramientas que sostienen los procesos de lucha en los territorios.
En estos momentos donde los discursos de la ultraderecha se instalan con más fuerza es importante retomar los espacios de autoformación política colectiva donde podamos analizar y entender el momento en el que estamos e intercambiar ideas y estrategias que nos permitan transformar la realidad.
Cuando pienso en la formación política, no me refiero a la tradicional formación de cuadros en los partidos, centrada en la homogeneización, la disciplina y la jerarquía. Más bien, me parece necesario preguntarnos cómo podría ser una educación política orientada hacia la construcción de autonomía.
Además de entender el momento histórico en el que nos encontramos, los espacios de formación emancipatoria deben construir subjetividades autónomas y rebeldes que nos permitan desaprender lo que nos ha formado hasta ahora para imaginar y poner en práctica otras maneras de estar en el mundo, más comprometidas con la liberación colectiva y con una intención política explícita.
La formación política es un proceso que permite desarrollar conciencia crítica sobre las estructuras que nos oprimen y cultivar herramientas para transformarlas colectivamente. El programa educativo de las Escuelas de Liberación del Partido Pantera Negra, buscaba explicar la lucha de clases entre los sectores empobrecidos y la clase dominante que perpetúa el racismo, la explotación y la opresión. Este programa ofrecía conocimientos y habilidades para entender esas condiciones de injusticia, construir una identidad colectiva fuerte y avanzar con dignidad a pesar de la adversidad. De forma similar, la educación zapatista forma en la práctica de la autonomía y el autogobierno. Su objetivo es educar generaciones capaces de sostener la vida en colectivo y construir poder desde abajo. El programa de formación política del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra en Brasil, tiene objetivos muy claros en los que se incluye desarrollar una lectura crítica del capitalismo y el imperialismo en su fase actual y fortalecer la capacidad organizativa de la clase trabajadora para conducir el proceso revolucionario, articulando formación, movilización y dirección política1. En todos estos casos, educar es un acto político, orientado a resistir, transformar y crear mundos más justos.
La autoformación política colectiva nos permite entonces fortalecer la autonomía y la organización colectiva; imaginar y construir alternativas y transmitir la memoria de lucha. Muy importante también, nos puede ayudar a evitar la cooptación y la fragmentación. Cuando no hay claridad política, es fácil que los movimientos sean absorbidos por partidos, ONGs profesionalizadas o intereses ajenos a nuestros objetivos originales. La formación ayuda a identificar esos riesgos y a trazar líneas éticas de acción clara.
Existen muchas herramientas y pedagogías para la autoformación, y creo que el trabajo narrativo de este espacio también puede ser una chispa para detonar reflexiones y acciones colectivas. Te invito a unirte a la conversación en el chat de este Substack y seguir estudiando en colectivo. Nuestras amigas de Fogata constantemente lanzan nuevos cursos, así que no dejes de seguirlas en redes sociales.
Pame.
Ronda de lecturas y escucha.
¿Es posible no darle todo tu dinero a Silicon Valley? El Salto se armó una lista de alternativas de software libre y también una lista entera de alternativas de la economía social y solidaria a sectores y productos que consumimos en nuestro día a día.
Denuncian ataque a la comunidad Cherán K’eri. Puedes leer el comunicado aquí.
Escucha Chile, la voz de la solidaridad es un bello podcast que cuenta la historia de la radio chilena que se instaló en Moscú durante la dictadura. (¡Nominado al Premio Gabo!)
Y hablando de autoformación, en agosto comienza el diplomado Mapa de Guerra organizado por Tinta Limón y CLACSO. Yo lo tomé el año pasado y de verdad vale mucho la pena. Facilitado por los autores que edita Tinta Limón incluyendo Silvia Federici, Gladys Tzul Tzul, Bifo Berardi y más. ¡Imperdible!
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